Todos hemos oído alguna vez, como una especie de leyenda urbana, que no se le deben dar dulces –azúcar- a un perro o gato y es cierto. Los dulces en general y el chocolate en particular son dañinos para nuestra mascota. Recuerdo que en tiempos de mis abuelas “los bichos” comían todo lo que sobraba en la mesa con algún “extra. Hoy en día existen una gran variedad de productos específicos dedicados a la alimentación de mascotas.
Mi caso es un poco particular porque tuve que alimentar a mis gatos en su periodo de lactancia a base de biberones. Lo primero que aprendí es que la leche de vaca es perjudicial para un gato a cualquier edad y que, al igual que para los bebes humanos, existe la leche maternizada para gatos y perros. Fueron seis semanas duras ya que había que darles el biberón cada pocas horas. Cada uno tenía el suyo porque nos dimos cuenta de que no les gustaba compartir bibe y tuvimos que comprar varias tetinas porque con sus dientes las destrozaban y nos daba miedo que se tragaran algún trozo de plástico. No me imagino lo que pasa la madre gata con esos dientes. El primer problema serio que tuve con ellos fue “destetarlos”. En realidad, solo la única hembra – Tigra – fue la que se resistió al cambio. Para pasar de la leche a la comida solida nos recomendaron que primero les diéramos de comer paté. Todos los cachorros se lanzaron a sus cuencos a devorar el paté menos Tigra. Tigra, olió el paté, nos miró y se puso a maullar. Cuando no le hicimos caso lo que se le ocurrió fue encaramarse a mi pierna y subir por el pantalón – los cacharros de gato tienen una uñas muy, muy finas...¡AY! – maullando y pidiendo su biberón. Costó mucho que aceptara la comida sólida.
Cuando ya todos comían paté, el siguiente paso era pasar al pienso. Comenzamos a mezclar pienso con paté hasta que al final todos acabaron comiendo pienso. Aquí surgió el segundo problema serio. Hasta ese momento les habíamos dado paté y pienso de la marca HILLS que es una marca bastante buena – y cara -, por lo menos mis gatos pensaban que lo era porque tuvimos que probar con muchos, muchos piensos hasta que dimos con uno que les gustaba.
En serio, casi pensamos que ese pienso de HILLS tenía alguna droga gatuna a la que estaban enganchados. Fueron meses de recorrer supermercados y de comparar piensos. Descubrimos que aquellos piensos que incluían granos de diferentes sabores, si incluían granos de verdura, no les gustaban. Con estos piensos desarrollaron una habilidad que nos sorprendió. Eran capaces de llenar sus bocas con ese pienso, masticar como si la vida les fuera en ello y al terminar escupir los granos de pienso de verdura totalmente intactos. Cuando terminaban de comer encontrabas los cuencos llenos de granos verdes de verdura. Al final encontramos un buen pienso, de buena calidad, precio más ajustado y que fue bien acogido por estos gourmets peludos.
Redactado por Gustavo García
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