miércoles, 5 de noviembre de 2014

Terapias con peluches: Lo que ellos pueden hacer por ti

Las mascotas curan. Eso es un hecho y se sabe desde hace mucho tiempo pero ahora no vayas a acercarle una pierna rota a todo perro con el que te cruces, curan pero de otra manera. Las terapias con animales se usan para tratar problemas de discapacidad intelectual o enfermedad mental y se tiene constancia de ello desde el siglo 18. Actualmente existen tres modalidades las Terapias Asistidas con Animales (TAA), las Actividades Asistidas con Animales (AAA) y los programas de visitas. En las terapias asistidas con animales se trata a pacientes concretos con problemas concretos y se realiza un seguimiento mientras que las actividades asistidas con animales están dirigidas a grupos y no hay un objetivo específico. Los programas de visita consisten en que los dueños acompañan a sus mascotas – que tienen que tener una certificación especial como animal terapéutico – a visitar a pacientes a hospitales.

Ahora mismo estos métodos están muy extendidos para tratar enfermedades como el Autismo, el síndrome de Down el Alzhéimer o la depresión. También se están usando como medio para relajar y sociabilizar en determinadas prisiones. No sólo con perros y gatos. Caballos, delfines y hasta canguros han demostrado ser auténticos sanadores.

Los beneficios que aportan son diversos y depende de lo que se esté tratando en ese momento pero el principal y común a todas las terapias es la empatía. Un contacto en términos de cariño con un animal favorece la empatía con el entorno y reduce las emociones de carácter violento.  En general reducen el estrés y la ansiedad. Por esta razón se están introduciendo estos métodos en el sistema penitenciario. En el caso de personas ancianas en residencias de ancianos estas terapias les alejan de sentimientos soledad, olvidan sus dolencias y favorecen la motricidad. Particularmente para aquellos pacientes con Alzhéimer el contacto con perros y gatos mejora la atención y la capacidad de comunicación. El hecho de que tengan que recordar el nombre del animal y los horarios de comida y paseo también ayuda a frenar el deterioro cognitivo. Los delfines han conseguido que enfermos de autismo aumenten sus habilidades sociales positivas.

Hablamos hasta el momento de discapacidad intelectual o enfermedad mental pero hay enfermedades físicas, como es el caso de la diabetes, en el que los perros también pueden ayudar. El agudo olfato de algunos perros les permite detectar bajadas de azúcar en sangre (hipoglucemias) y alertar de ello para evitar que la persona pueda entrar en coma si no recibe atención con rapidez.

No tiene por qué ser un animal exótico ni tiene que estar entrenado para ello. La presencia de una mascota siempre es positiva. En el caso de los niños, crecer junto a un perro o un gato les ayuda a desarrollar su empatía y a obtener responsabilidad y tanto para niños como para adultos favorece la socialización y aportan serenidad.

Hay muchas pruebas de que la terapia con perros funciona y es positiva, como ejemplo, os dejamos la historia de Owen Howkins, un niño londinense con síndrome Schwartz-Jampel, una enfermedad catalogada como rara que había mermado sus ganas de vivir hasta que llegó Haatchi su amigo fiel de tres patas.



Haatchi ha devuelto a Owen la vida de juegos y risas que se merece como cualquier niño. 


Redactado por Gustavo García
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