Las mascotas curan. Eso es un hecho y se sabe desde hace
mucho tiempo pero ahora no vayas a acercarle una pierna rota a todo perro con
el que te cruces, curan pero de otra manera. Las terapias con animales se usan
para tratar problemas de discapacidad intelectual o enfermedad mental y se
tiene constancia de ello desde el siglo 18. Actualmente existen tres
modalidades las Terapias Asistidas con Animales (TAA), las Actividades
Asistidas con Animales (AAA) y los programas de visitas. En las terapias
asistidas con animales se trata a pacientes concretos con problemas concretos y
se realiza un seguimiento mientras que las actividades asistidas con animales
están dirigidas a grupos y no hay un objetivo específico. Los programas de visita
consisten en que los dueños acompañan a sus mascotas – que tienen que tener una
certificación especial como animal terapéutico – a visitar a pacientes a
hospitales.
Ahora mismo estos métodos están muy extendidos para tratar
enfermedades como el Autismo, el síndrome de Down el Alzhéimer o la depresión. También
se están usando como medio para relajar y sociabilizar en determinadas
prisiones. No sólo con perros y gatos. Caballos, delfines y hasta canguros han
demostrado ser auténticos sanadores.
Los beneficios que aportan son diversos y depende de lo que
se esté tratando en ese momento pero el principal y común a todas las terapias
es la empatía. Un contacto en términos de cariño con un animal favorece la
empatía con el entorno y reduce las emociones de carácter violento. En general reducen el estrés y la ansiedad.
Por esta razón se están introduciendo estos métodos en el sistema
penitenciario. En el caso de personas ancianas en residencias de ancianos estas
terapias les alejan de sentimientos soledad, olvidan sus dolencias y favorecen
la motricidad. Particularmente para aquellos pacientes con Alzhéimer el
contacto con perros y gatos mejora la atención y la capacidad de comunicación.
El hecho de que tengan que recordar el nombre del animal y los horarios de comida
y paseo también ayuda a frenar el deterioro cognitivo. Los delfines han
conseguido que enfermos de autismo aumenten sus habilidades sociales positivas.
Hablamos hasta el momento de discapacidad intelectual o
enfermedad mental pero hay enfermedades físicas, como es el caso de la diabetes,
en el que los perros también pueden ayudar. El agudo olfato de algunos perros
les permite detectar bajadas de azúcar en sangre (hipoglucemias) y alertar de
ello para evitar que la persona pueda entrar en coma si no recibe atención con
rapidez.
No tiene por qué ser un animal exótico ni tiene que estar
entrenado para ello. La presencia de una mascota siempre es positiva. En el
caso de los niños, crecer junto a un perro o un gato les ayuda a desarrollar su
empatía y a obtener responsabilidad y tanto para niños como para adultos
favorece la socialización y aportan serenidad.
Hay muchas pruebas de que la
terapia con perros funciona y es positiva, como ejemplo, os dejamos la historia
de Owen Howkins, un niño londinense con síndrome Schwartz-Jampel, una enfermedad catalogada
como rara que había mermado sus ganas de vivir hasta que llegó Haatchi su amigo
fiel de tres patas.
Haatchi ha devuelto a Owen la vida de juegos y risas que se
merece como cualquier niño.
Redactado por Gustavo García
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