No sabíamos si iba a funcionar, mirábamos a Gara porque
conocemos su carácter, es mimosa y muy celosa, cuando llegó Pluto le aceptó sin
problemas, pero otro perro… era un misterio. Por eso queríamos hacer bien las
presentaciones y comprobar que es posible porque sinceramente, devolver un
perro para nosotros no es una opción. Buscamos su foto en Facebook, en la Web del Refugio. Vimos
esa foto con esas enormes orejotas y nos
encantó. Había poca información sobre él. Hace algunos meses habían publicado
que le habían encontrado vagando por Los Realejos, delgado y muy asustado, no
decían edad pero sí decían que era joven, se le notaba.
“No me gusta el nombre que tiene, Román”- me dijo-, a mí
tampoco me gustaba. “Vale, pues ¿cómo le llamamos?, mira su foto, a lo mejor te
sugiere algún nombre”. La miró un rato, con esas orejas, buscó en Internet y me
enseñó una foto de Gizmo – La verdad es que era igual – Pero pensamos en ir
gritando por el monte ¡Gizmo! (que con nuestro acento canario sería GISMO) y no
nos convenció. Seguimos buscando nombres en Internet, sin encontrar nada que
nos gustara y entonces se nos ocurrió: WiFi. Si en éste punto tengo que explicar el porqué de ese nombre…es
que no han visto su foto ;) Seguimos el resto de la tarde planificando lo que haríamos
el sábado cuando le lleváramos a pasear, lo que haríamos al traerlo a casa,
vimos videos del Encantador de Perros de cómo incorporar un miembro a tu
manada, y una serie de frikadas más. Estábamos muy emocionados, la semana se
iba a hacer muy larga. Nos fuimos a dormir sobre las 23.00 sin parar de hablar
del tema.
No dormí muy bien, estuve un bueno rato con los ojos como
platos así que al día siguiente estaba muy cansada. Habíamos prometido guardar
el secreto, así que al llegar al trabajo estaba histérica, quería mirar su
foto, hablar de él, pero no podía. Nunca he sido una persona muy fuerte en ese
aspecto, así que a media mañana se lo conté a mi amiga y también a un amigo, no
podía más. Les mandé la foto que tenía y les hablé de todo lo que había
sucedido.
Durante la mañana empezaron a aparecer noticias de una
tormenta que se acercaba a las Islas Canarias. Hablaban de fuertes lluvias y
vientos y alertas naranja. Los refugios y albergues empezaron y lanzar mensajes
pidiendo ayuda para reunir cartones y para realizar zanjas para evitar
inundaciones. Empecé a preocuparme por WiFi, seguía en el refugio e iba a
continuar allí una semana. Al llegar a casa lo comentamos.No me costó demasiado convencerlo, creo que él estaba igual
o más preocupado que yo, así que le envié un mensaje al Refugio proponiendo la
posibilidad de ir a buscarlo al día siguiente, el martes. Creo que en el
refugio tenían que estar confundidos con nosotros, queríamos conocer a
Samantha pero luego era Román, le íbamos a buscar el sábado pero ahora era el
martes, creo que no nos entendían bien. Le expliqué que estábamos preocupados
por él y nos dijeron que podíamos ir sin problemas el martes.
Y allí nos fuimos todos, en familia. Gara y Pluto iban muy
contentos, no sabían la que se les venía encima. Llegamos allí y sacaron a WiFi
con su correa y empezamos a pasear. No todo fue perfecto, hubieron dientes, algún gruñido y caras de desconfianza, conozco a una peluda blanca que no iba a darse por rendida tan fácilmente, pero nada grave que no se pudiera solucionar. Y así, es como llegó a casa. Llegó nervioso, miedoso... Antes de ir a casa pasamos por la tienda de animales, compramos un collar y una correa nuevos y provisiones de comida para los tres...
Antes de entrar en casa dimos un buen paseo por los alrededores y luego, el primero en entrar en casa fue él. Entró con la correa puesta y paseamos por toda la zona de sus camas y por el jardín, y allí decidió quedarse, ese fue el primero de los problemas, no quería entrar en casa, prefería el jardín, pero hacía frío y estaba lloviendo. Tuvimos que meterle dentro a la fuerza y cerrar la puerta. Estaba muy nervioso, a penas dejaba que yo le tocara y si aparecía Luis se hacía pis encima. Decidimos ignorarlo y darle tiempo y espacio para que se adaptara. No queríamos agobiarlo.
A la hora de dormir ya me dejaba acercarme despacio, aunque seguía muy nervioso, sólo yo podía tocarlo. Estaba muy cansado, había sido mucho estrés para él, pero ya había decidido tumbarse en la colchoneta como si estuviera en casa. Pluto estaba sorprendido, le olía, intentaba jugar con él, pero WiFi todavía estaba descolocado. Gara no quería saber nada, no le miraba, no miraba a nadie, sólo permanecía tumbada en su sitio muy seria y si él se acercaba sacaba los dientes. Les dejamos a los tres dormidos y nos fuimos a dormir también.
Eran las dos de la mañana, y oí quejidos y gruñidos y salté de la cama gritando "¡Nooo!", Gara le había mordido. No era nada grave, pero estaba muy asustado, en realidad los tres estaban asustados, todos lo estábamos. Al principio no supe que había sido Gara, no tenía forma de saberlo, pero el miedo que WiFi le tenía me dio alguna pista, se acurrucó junto a Pluto y volvió a dormir. Los dos primeros días no hubo muchas novedades, poco a poco iba cogiendo más confianza, pero cada mañana había que volver a trabajar con él para que se acercara, eso sí, cada vez tardábamos menos tiempo y cada vez se acercaba más a los dos. No paró de llover desde el martes, así que los paseos eran imposibles. Llovía fuerte y hacía viento, así que decidimos no sacarlos a pasear los primeros
días. Eso hizo que fueran acumulando energía, y al tercer día WiFi decidió entrar en confianza. No es fácil adoptar un perro, piensas en adoptarlo e imaginas los momentos de felicidad, cuando lo abraces, cuando lo acaricies, cuando lo lleves a pasear, pero no imaginas el momento en el que decide rebuscar en una bolsa que has dejado olvidada a su alcance y destrozarlo todo hasta el punto en que te cuesta identificar a qué pertenece cada trozo. Y ahí te frustras, lo castigas pero te parece poco y piensas: "Maldita la hora en que se me ocurrió...", pero se acerca despacio después de un rato y te lame la mano, después de tres días sin querer que te acerques, te rompe las cosas y se acerca él a ti, como si supiera que ha hecho algo malo...
Aquí termina éste post pero también empieza nuestra historia. Los peluches ya no son dos, ahora son tres. Gara va a tener que aprender a querer a su nuevo hermano, WiFi va a tener que aprender a respetar los espacios de Gara, y Pluto... Pluto es todo amor, así que sólo le queda disfrutar de todo, jugando con WiFi y descansando junto a Gara, seguramente si todos viéramos la vida como la ve Pluto... todo sería más bonito.
Antes de entrar en casa dimos un buen paseo por los alrededores y luego, el primero en entrar en casa fue él. Entró con la correa puesta y paseamos por toda la zona de sus camas y por el jardín, y allí decidió quedarse, ese fue el primero de los problemas, no quería entrar en casa, prefería el jardín, pero hacía frío y estaba lloviendo. Tuvimos que meterle dentro a la fuerza y cerrar la puerta. Estaba muy nervioso, a penas dejaba que yo le tocara y si aparecía Luis se hacía pis encima. Decidimos ignorarlo y darle tiempo y espacio para que se adaptara. No queríamos agobiarlo.
A la hora de dormir ya me dejaba acercarme despacio, aunque seguía muy nervioso, sólo yo podía tocarlo. Estaba muy cansado, había sido mucho estrés para él, pero ya había decidido tumbarse en la colchoneta como si estuviera en casa. Pluto estaba sorprendido, le olía, intentaba jugar con él, pero WiFi todavía estaba descolocado. Gara no quería saber nada, no le miraba, no miraba a nadie, sólo permanecía tumbada en su sitio muy seria y si él se acercaba sacaba los dientes. Les dejamos a los tres dormidos y nos fuimos a dormir también.
Eran las dos de la mañana, y oí quejidos y gruñidos y salté de la cama gritando "¡Nooo!", Gara le había mordido. No era nada grave, pero estaba muy asustado, en realidad los tres estaban asustados, todos lo estábamos. Al principio no supe que había sido Gara, no tenía forma de saberlo, pero el miedo que WiFi le tenía me dio alguna pista, se acurrucó junto a Pluto y volvió a dormir. Los dos primeros días no hubo muchas novedades, poco a poco iba cogiendo más confianza, pero cada mañana había que volver a trabajar con él para que se acercara, eso sí, cada vez tardábamos menos tiempo y cada vez se acercaba más a los dos. No paró de llover desde el martes, así que los paseos eran imposibles. Llovía fuerte y hacía viento, así que decidimos no sacarlos a pasear los primeros
días. Eso hizo que fueran acumulando energía, y al tercer día WiFi decidió entrar en confianza. No es fácil adoptar un perro, piensas en adoptarlo e imaginas los momentos de felicidad, cuando lo abraces, cuando lo acaricies, cuando lo lleves a pasear, pero no imaginas el momento en el que decide rebuscar en una bolsa que has dejado olvidada a su alcance y destrozarlo todo hasta el punto en que te cuesta identificar a qué pertenece cada trozo. Y ahí te frustras, lo castigas pero te parece poco y piensas: "Maldita la hora en que se me ocurrió...", pero se acerca despacio después de un rato y te lame la mano, después de tres días sin querer que te acerques, te rompe las cosas y se acerca él a ti, como si supiera que ha hecho algo malo...
Aquí termina éste post pero también empieza nuestra historia. Los peluches ya no son dos, ahora son tres. Gara va a tener que aprender a querer a su nuevo hermano, WiFi va a tener que aprender a respetar los espacios de Gara, y Pluto... Pluto es todo amor, así que sólo le queda disfrutar de todo, jugando con WiFi y descansando junto a Gara, seguramente si todos viéramos la vida como la ve Pluto... todo sería más bonito.
Pluto enséñame!, que llevo dos días con una mala milk...En fins
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