lunes, 29 de diciembre de 2014

La llegada del extraterrestre...


Miro todas las fotos de cuando era pequeña, en todas, cumpleaños, chuletadas en el monte en verano, reuniones familiares, bautizos, carnaval, … en casi todas aparece él. A veces sale solo un pequeño bulto marrón en la parte inferior de la foto, con dos ojos que brillan con el flash... otras salimos yo o mi hermano abrazados a él, y en otras mi padre lo levanta por encima de todas las cabezas para que salga en la foto.

No era un perro educado, pues nadie nunca lo educó. Mis padres no tenían tiempo para ello pues tenían dos niños pequeños y mucho trabajo para poder salir adelante y nosotros...éramos dos enanos que sólo queríamos jugar, y así se crió. Si, no era un perro educado que pasea a tu lado con la correa ni se sienta cuando se lo pides, pero yo creo que fue feliz. Hacía pis dentro de casa y mi madre se enfadaba con él, abría la nevera y sacaba todos los embutidos...y luego no comía ninguno, jugaba con nosotros, comía con nosotros, dormía con nosotros, era el mejor. Pero mejor empezar la historia por el principio:

"La llegada del extraterrestre"

Mi madre trabajaba como cocinera en un restaurante justo delante de casa. Muchos podrían pensar que era una ventaja trabajar justo delante de casa, pero a ella no se lo parecía tanto. Aún así, tenía sus cosas buenas. El restaurante era grande y tenían mucho espacio de patio, y en el fondo tenían perros, solían estar sueltos por los patios cuando estaba cerrado, y cuando abrían al público los metían en unas jaulas muy grandes que estaban genial.

En ese momento habían: dos pastores ingleses a los que yo llamaba “pepones” - macho y hembra – un “collie” - como Lassie – y una perrita sin raza de tamaño pequeño y pelo corto que todos coincidían en qu era el “patito feo de la manada”. Los dueños cruzaron a los pepones para tener crías y el collie... decidió cruzarse con la pequeñina sin raza porque a él no debió parecerle tan fea.

Nacieron al menos 5 cachorros en la camada de los pepones, y la pequeñina tuvo tan sólo uno. La chiquitina lo pasó bastante mal con el parto así que juntaron a todos los cachorros y la pepona grande los amamantó a todos. Eran todos preciosos, aunque el chiquito en comparación con el resto no era tan lindo, pero aún así tenía su encanto. Yo tendría unos 3 años y mi madre me llevaba a veces al bar y les daba el biberón. Me encantaba estar rodeada de todos ellos, había una con los ojos azules a la que llamé “Princesa” - tenía 4 años...no me juzgueis ;). A otro lo llamé “CaraTortilla” porque tenía la cara aplastada, fui poniendo nombre a todos, mi madre me preguntaba por el pequeño. Era marrón chocolate con manchas blancas en el hocico, el pecho y la puntita del rabo y las 4 patas, pero no se me ocurría nombre, hasta que un día surgió. “El pequeño se llama Alf, mami”, “¿y eso?”, preguntó; “Porque es diferente a los demás, es un extraterrestre”.


Mi madre trabajaba los fines de semana por la noche hasta tarde, era verano y nosotros nos quedábamos despiertos en la habitación mientras mi padre veía la tele en la sala. Mi madre cruzaba la carretera, entraba en la terraza y cada noche nos dejaba uno o dos cachorros para que jugáramos un rato. Nosotros teníamos un sofá pequeño con el respaldar redondeado, lo tumbábamos con el respaldar en el suelo, subíamos al cachorro y lo mecíamos, cuando el pobre salía caminando hacía algunas S... y alguna vez alguno vomitaba. “Papi, ¡el perro vomito!”, “¿Qué perro?, ¡no tenemos perro!”, y yo cruzaba la carretera cachorro en brazos para devolverlo.

Un día, estaban en casa Princesa y Alf y nosotros jugábamos con ellos. Mis padres aparecieron y nos dijeron: “Nos han dicho que podemos quedarnos con un cachorro, nos lo regalan, pero hay que elegir uno y sólo uno, así que hay que ponerse de acuerdo”. Mi hermano era muy pequeño y seguía jugando así que la decisión era casi mía si los convencía.


“Creo que prefiero quedarme con Alf, Princesa es preciosa, tiene los ojos azules, es muy bonita, es de raza y todos la querrán, siempre preguntan por ella. Nadie pregunta nunca por Alf, todos le miran como si fuera feo y seguramente nadie se lo llevará, así que yo me quedo con él”. No sé si la decisión fue mía, seguramente el tamaño de Princesa echó para atrás a mis padres para quedársela, eran perros de casi 40 kilos. Sea como sea, nos quedamos con él porque era el raro, el feo el que nadie iba a querer, pero fue mi amigo y mi compañero durante 18 años, y si volviera atrás le volvería a elegir sin pensarlo, para mí y para mi familia fue el perro más maravilloso del mundo. Y si las lágrimas me lo permiten poco a poco iré contando más historias sobre él...

sábado, 6 de diciembre de 2014

Mascotas en la ficción

Hace unos días estaba viendo la reposición de “Como conocí a vuestra a madre”, una de mis series favoritas. Concretamente un episodio en el que Barney Stinson se encuentra con un perro callejero. Al principio se quiere deshacer de él pero al instante y gracias a la ayuda de este perro consigue ligar y desde ese momento lo adopta como colega de ligues y lo bautiza como Colegaman, provocando toda una serie de situaciones muy cómicas.

 Colegaman junto a Barney en una cena que le preparan a Barney sus amigos porque están preocupados porque está haciendo cosas raras. Qué sabrán ellos :-D


Este episodio hizo que me pusiera a pensar en las mascotas que han aparecido en la ficción y que por alguna razón todavía recuerdo y pensé que no sería mala idea el escribir una lista de estas mascotas que se ganaron un hueco en mi memoria.
 La primera que me vino a la mente fue Nanook o Nanuk, un enorme y precioso perro de la raza Husky Siberiano que aparecía en la película “Jóvenes Ocultos”. Jovenes Ocultos es una película sobre una familia que se muda al clásico pueblo norteamericano y se encuentra con que allí hay una pandilla de vampiros “adolescente”. No es tan mala como suena…bueno, casi :-D pero a mi particularmente me gusta. El caso es que el hijo menor de esta familia tiene por mascota a Nanook y creo que fue la primera vez que yo veía a un perro de esta raza y me resultó impresionante, sobre todo en las escenas en las que protege a su dueño del ataque de los vampiros.

  Un perro precioso




Lucky (afortunado), el gato de la familia Shumway en “ALF”. Un animal en peligro constante ya que los gatos eran el plato favorito en Melmac, planeta de Alf. Las escenas en las que Alf quería comérselo y el gato o salía huyendo o era salvado en el último segundo se sucedieron durante todas las temporadas que duró la serie.

 Ponle un poco de perejil picado por encima, mas que sea.

Solo me viene a la mente otro gato que haya vivido una tensión constante como Lucky y ese es Jonsey, el gato que viajaba en la Nostromo en la película “Alíen, el octavo pasajero”. Responsable de algunos de los sustos que provoca la película fue el único superviviente junto con Ripley. Como dato curioso, Jonsey, fue interpretado por cuatro gatos diferentes y para lograr su interpretación estelar – La escena en la que el gato bufa y sale huyendo del Alíen – lo pusieron delante de una trampilla desde la que salía un perro pastor alemán. Jonsey, un actor del método ;) 

Qué Alíen ni qué niño muerto. Dónde está el puñetero perro

Y de dos gatos a un roedor. La marmota Phil de la película “Atrapado en el tiempo”, una de mis películas favoritas. Basada en el folklore de Estados Unidos en el que en varios sitios una marmota determina si el invierno se termina o se alarga en función de si esta ve su sombra al despertar de su hibernación. La marmota Phil es real y se convirtió en la más famosa a raíz de esta película. Mi escena favorita es cuando Bill Murray – que interpreta a un reportero del tiempo también llamado Phil – roba a la marmota y  la pone al volante de una camioneta para acabar estrellándose. ¿Será por eso que la marmota Phil mordió varias veces a Bill Murray y tuvieron que vacunarlo contra la rabia?

Too fast toó furioso marmotil :-D

Por supuesto no me he olvidado de uno de los perros más monos que han aparecido en el cine. Verdell de la película “Mejor Imposible”. Una gran película en la que la presencia de Jill – nombre real del perro – es crucial, pues es, en parte, responsable de la gran transformación de carácter que sufre Melvin Udall, el personaje interpretado por Jack Nicholson. Sin duda, Jill interpretó tan bien su papel como el propio Nicholson el suyo.

Para comérselo


De un grandísimo perro actor a dos gatos que no hicieron más que de ellos mismos pero que, a pesar de salir en una serie que francamente no me gustaba demasiado y no seguí, no he podido olvidar. Me refiero a los gatos de Lilly Rush, la protagonista de “Caso Abierto”. ¿Qué tienen estos gatos de especial? En la mayoría de las series, por no decir que en todas, cuando sale alguna mascota suele ser muy mona, tener buena estampa, con un pelaje inmaculado, etc. En este caso no. Lilly Rush es una inspectora de homicidios con un carácter complejo y sus gatos los recogió directamente de la calle. Uno de ellos está tuerto y al otro le falta la pata trasera. Son gatos que ella misma rescató y ese hecho junto con las marcas que una vida muy difícil en las calles proporcionó a los animales hace que tengan una mención muy especial en este post.


Un hurra por los productores de una serie que supieron ser valientes y rompieron estereotipos


Para finalizar me voy a poner algo friki y a mencionar a dos de las mascotas más raras que recuerdo. La primera es el Bit de la película Tron, la original de 1982. Bit es la representación de un digito binario del mismo nombre, bit. En Tron se representa en tres formas geométricas según se encuentre en reposo, esté dando una respuesta afirmativa o esté dando una respuesta negativa. A pesar de la limitación de su lenguaje, pues solo puede decir Sí y No, consigue expresar emociones y dar un contrapunto de humor en las escenas en las que aparece.
Bit en estado de reposo, ni frío ni calor

La ultima y para mí la mascota más extraña de todas es Bubo, el búho –en realidad mochuelo – que aparece en “Furia de titanes”, la original de 1981. Uno de los símbolos asociados a Atenea – La diosa griega – es un mochuelo que representa la sabiduría. En la película, Atenea – o Atenas – envía a Bubo para que ayude a Perseo. La decisión de que este animal fuera representado como un búho mecánico en la película no está clara, pero muchos apuntaron a que era una especie de copia del robot R2-D2 de La Guerra de las Galaxias. Lo cierto es que las similitudes entre ambos personajes son notables, hasta el punto de que Bubo se comunica emitiendo una serie de pitidos agudos que sólo entiende Perseo.
Os dije que yo quería el gato dorado que mueve la pata de los chinos


Seguro que a ti se te ocurren otras tantas. Comenta este post ya sea en el Blog, en el Facebook o en el Google+ con aquellas mascotas de las que guardas un recuerdo especial y las incluiremos en una próxima recopilación ;-D. 

Redactado por Gustavo García
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jueves, 4 de diciembre de 2014

Un regalito para mami!

Gara siempre ha tenido algo de instinto cazador, no sé por qué, su madre era una Husky y dudo mucho que tuviera la puntería de escaparse y enamorarse de un perro de raza, probablemente un chuchito de tantos que van por ahí ligando con perritas de raza para mejorar la especia ;). El caso, es que siempre ha tenido ese instinto muy desarrollado. Cuando nos mudamos al puertito, yo estaba en mi máxima expresión de César Millán, así que me empeñé en enseñarla a ir con la bici. Al principio fue duro para las dos, yo me caí un par de veces y ella fue atropellada otras tantas hasta que aprendió que debe ir siempre a un lado sin cruzarse. Cuando llegamos al nivel experto, íbamos a un camino que subía por detrás del club náutico, entre algunos invernaderos que es poco transitado y lo que hacía era soltarla, las dos íbamos juntas pero libres, era genial. 

Lo hacíamos a menudo, yo solía aguantar poco con la bici porque era todo subida y bastante pronunciada, subía un par de kilómetros hasta una empresa que parecía de venta de plátanos y ahí dábamos la vuelta y bajábamos de nuevo al pueblo. Un día como otro cualquiera repetimos, llegamos detrás del club náutico y le solté la correa. Ella empezó a oler, hizo varios pis en algunos matojos y buscó algún sitio idóneo para hacer caca, yo mientras seguí pedaleando por la subida. Siempre lo hacíamos así, ella iba a su aire y yo seguía subiendo, cuando se alejaba mucho me preocupaba y la llamaba y ella venía corriendo y me alcanzaba en segundos, siempre ha sido una atleta. Ese día se quedó en un arbusto oliendo entretenida y yo subí bastante, había una señora que bajaba por el camino y, - aunque Gara jamás le haría nada a una persona, sé que es posible que fuera hacia ella buscando mimos y la asustara- por ello paré la bici y la llamé. La señora aún no había llegado a su altura, y no parecía tener miedo de los perros a pesar del tamaño de Gara, yo continué llamándola pero no me hacía caso, así que di la vuelta a la bici para bajar de nuevo a buscarla.

La señora llegó a la altura de Gara y Gara por un momento sacó la cabeza del arbusto para ver quién se acercaba, la señora la miró y empezó a gritar como una descosida.
Gara no se había movido del arbusto, pero la señora siguió gritando mientras yo le gritaba desde arriba que por favor no se asustara, que la perrita no hacía nada e intentaba subirme de nuevo a la bici para bajar. La señora ni siquiera me oía, se había puesto la mano en la boca, gritaba y en un momento dado echó a correr. ¡Qué exagerada!, pensé, si no es más que un peluche y ni se ha movido. Empecé a bajar mientras la llamaba y entonces lo vi. Era raro, la señora gritó muchísimo pero ella no se movió de donde estaba, es cierto que movía la cabeza, pero yo no había conseguido ver lo que hacía, me había centrado en mirar a la señora para asegurarme de que estaba bien.

Gara sacó la cabeza del arbusto y allí estaba. Pobrecilla, era una rata… bastante grande. Nunca sabré si la encontró viva o ya muerta, lo único que sé es que en ese momento la pobre estaba en su boca y colgaba por ambos lados. ¡GARA!- Grité yo también horrorizada- ¡Suelta eso y ven aquí!, no fue buena idea… Gara me miró emocionada, no sé si es que me entendió sólo en ven aquí, o que ella pensó: “Vaya, ahí está mi dueña, la quiero tanto, voy a llevarle éste regalo”, y si, vino hacia mí con el pobre bicho en la boca. Yo no sabía qué hacer, pero tenía la certeza de que me la traería hasta mis manos y me asusté. Le grité, no recuerdo si quiera qué le dije, pero llegó un momento en que sólo pensé: ¡Huye!, y eso hice. Di la vuelta a la bicicleta y empecé a subir de nuevo. Gara ya estaba a mi lado, yo apretaba y la dejaba un poco atrás, llegué hasta donde solíamos llegar siempre y dar la vuelta, pero ella no había soltado a la rata, así que no paré. Quería ordenarle que la soltara, pero no podía hablar, estaba asfixiada, agotada, destruida, no aguantaría mucho más.

Seguí subiendo lo que días más tarde calculé como 2 km más de lo normal en pendiente con mucho desnivel, y mi cuerpo dijo basta. Paré la bici y la interpuse entre yo y Gara, ella intentaba acercarse a mí y seguía teniendo parte de la pobre rata en la boca. Yo estaba desesperada, mareada y por más que le pedía que la soltara ella parecía muy feliz, parecía no entender por qué mami no se ponía igual de contenta que ella por aquel regalo tan maravilloso. En un momento determinado mi cuerpo y mi mente no pudieron más y reaccionaron…así que vomité. Rodé la bici algunos metros más arriba siempre usándola como barrera entre yo y el horror y me senté en el suelo y empecé a llorar. Al oírme llorar ella soltó al bichillo en el suelo y se sentó mirándome, con la lengua por fuera, parecía cansada también.

Cuando conseguí calmarme un poco me levanté, me sequé las lágrimas y empecé a mover la bici muy despacio. En un momento dado Gara intentó recuperar la rata del suelo, pero yo grité: ¡NO! Y ella se detuvo. Empecé a caminar en mi lado de la barrera y ella me siguió por su lado. Al llegar al pueblo tenía que atarla, pero tengo que reconocer que sólo un pequeño contacto con su pelo me hacía recordar a la rata y me daba la impresión de que la rata me tocaba, era superior a mí, así que le puse la correa guardando una distancia y rápido, como quien toca a un león que está a punto de morderle. Llegamos a casa y ella fue a su sitio, yo a la ducha.


Cuando salí de la ducha vino hacia mí a buscar mimos, pero yo era incapaz, no se me quitaba el recuerdo de la rata y si ella me rozaba me ponía histérica. Tuve que pedirle a un  amigo que la bañara, la llevamos a la terraza y al principio usamos la manguera a distancia. Ella estaba feliz, creo que se sentía orgullosa por haberme hecho semejante regalo, y aunque con el tiempo lo piensas y sabes que su intención era la mejor del mundo, yo habría preferido que me regalara un collar hecho con macarrones ;)

La quiero mucho, pero también me las hace pasar canutas de vez en cuando, sea como sea....vale la pena!


martes, 2 de diciembre de 2014

El maltrato animal empieza en ti y acaba en ti.

Hace ya unos 20 años, en un programa de radio en el que colaboraba, nos hicimos eco de una noticia en la que se decía que cientos de perros de caza fueron sacrificados por sus dueños al finalizar la temporada. Veinte años y las cosas no han cambiado. De hecho, han empeorado. Las cifras de abandono y maltrato aumentan cada año. Se calcula que el 40% de los perros abandonados son de caza. Si tenemos en cuenta que las cifras de la fundación Affinity indican que en 2010 se abandonaron a 120.000 y que en 2013 la cifra aumentó hasta 300.000. Los cazadores abandonan una media de 80.000 perros cada año, cuando no los matan. La RFEC (Real Federación Española de Caza) asegura que aquellos cazadores que hayan abandonado o matado a sus perros son expulsados. Entonces, dónde está el truco. Para empezar la RFEC sólo reconoce las cifras que aporta el Seprona en cuanto a abandono y maltrato animal y dichas cifras son muy inferiores a las reales ya que, sólo contemplan aquellos casos denunciados directamente a la Guardia Civil. Además, la expulsión de la RFEC sólo se produce si existe una sentencia judicial condenatoria contra el cazador y esto ocurre en muy pocas ocasiones.

"El verdadero problema"

Pero, ¿son los cazadores el problema? Evidentemente no. Aún queda un 60% de animales abandonados o maltratados por particulares que nada tienen que ver con la caza. España está a la cabeza de los países europeos en cuanto abandono y maltrato animal y uno de los problemas es la ley. Uno de los grandes problemas jurídicos es que no existe una ley integral en cuanto al maltrato, cada comunidad autónoma legisla lo que considera conveniente. De esta manera, Cataluña es la comunidad autónoma que más y mejor ha legislado a este respecto y Madrid la que peor. Eso sí, en la ley madrileña existe una directriz que protege los festejos taurinos. ¿Se deben quitar las competencias a este respecto de las comunidades autónomas? Yo creo que no. Suiza es un país divido en Cantones (algo equivalente a las comunidades autónomas) y cada Cantón legisla al respecto pero dentro de una ley marco integral que está a años luz de la nuestra. No es lógico que según la comunidad autónoma en la que te encuentres tengas que pagar una multa de 3.000€ o de 150.000€ por maltrato. Lo que se necesita es una ley a nivel nacional justa y coherente que rija en todo el territorio y sirva de marco para la diferentes comunidades.

Teniendo en cuenta que las primeras leyes de protección animal datan de 1635 cuesta creer que en pleno siglo XXI alguien que tortura y mata a un animal no vaya a la cárcel de inmediato. Esto ocurre porque no hay conciencia sobre los derechos de los animales. Es curioso como en el Islam, religión y ley para muchos países que consideramos subdesarrollados, se recoge la prohibición de matar a un animal si no existe una necesidad (alimento) y de hacerlo se debe hacer sin crueldad. En realidad da igual cómo se legisle, no causar sufrimiento a un animal por acción u omisión es un deber del hombre.

"El fuerte debe cuidar del débil"

El hombre mantiene con el animal una relación de dominio, no de posesión. Un animal no es un objeto que se posee y se puede tirar. De la misma forma, el dominio del hombre sobre su mascota no otorga derechos absolutos pero sí responsabilidades indiscutibles. Es un concepto moral básico, el fuerte debe cuidar del débil. Basándonos en este concepto. ¿Qué debe recoger una ley de protección animal? No soy jurista ni tengo todas las repuestas pero obligar a registrar a cada animal con su dueño sería un buen comienzo. Prohibir la cría para la venta de animales y que la única opción sea la adopción a través de un centro cualificado también puede ayudar. Actualmente muchos de los abandonos se producen por camadas no deseadas. Bien sea porque no se ha esterilizado a la mascota, bien sea porque se ha intentado hacer un cruce para la venta y se han abandonado a los “descartes”. Pero volviendo a un país civilizado, en Suiza los dueños de perros  deben asistir a cursos obligatorios de certificación de la aptitud. Un curso teórico de 4 horas para aquellos dueños primerizos y otro de 4 horas practico. Este ultimo se tiene que repetir por cada nuevo perro que se adopte. Si a los juristas de aquí no se les ocurre como legislar sólo tienen que fijarse en otros países vecinos.

Según la Federación de Asociaciones Protectoras de Animales de Madrid, en España se abandona a un animal cada 2 minutos. Dependiendo de lo rápido que leas, al terminar este articulo puede que 3 animales hayan sido abandonados.

A continuación os dejo algunos enlaces que pueden resultar interesantes:

Leyes de protección animal por comunidad: 
http://faada.org/legislacion-3-leyes-proteccion-animal-comunidad

Fundación Affinity: 
http://www.fundacion-affinity.org/

APDA (Asociación de Policías por la Defensa Animal): https://www.facebook.com/APDAPoliciaAnimal/info?tab=page_info

Redactado por Gustavo García
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jueves, 27 de noviembre de 2014

Ellos sacan lo mejor de ti

No creo que exista el perro que no necesita pasear, aunque mucha gente lo piense no les vale con tener un jardín grande ni una finca donde correr. Ellos quieren más. Es verdad que hay perros que se adaptan a la forma de vida de sus dueños, cuando llegan a cierta edad se vuelven más tranquilos y es posible que tan sólo pidan dos o tres paseos cortos al día para hacer sus necesidades, la perrita de mi madre es así, tiene 9 años.

 Los míos no son así, nunca lo han sido. Gara siempre fue hiperactiva, daban ganas de matarla algunas veces. Recuerdo que cuando era cachorra la sacaba a pasear mínimo 3 veces al día cada día, íbamos al parque y corría como una loca detrás de todo lo que veía, lagartos, algunas veces gallinas, otros perros, palos que yo lanzaba, juguetes, daba igual ella quería correr y tenía una energía sin fin.  Después de todo eso y largos paseos llegábamos a casa y yo me sentaba en el sofá, pero ella buscaba su juguete y lo traía encantada para que yo jugara con ella. Era incansable.

Después de un tiempo pensé que pasear no era suficiente, y como nunca se ha portado muy bien sin la correa tenía que buscar alternativas, así que empecé a correr con ella. Por ella me convertí en una “Runner”. Empezamos corriendo por el paseo junto a la playa, los primeros días no llegábamos al km, después de la primera semana ya lo superábamos. En pocas semanas ya corríamos 3 o 4 km unas tres veces por semana y cada vez más rápido. Cuando me di cuenta, la dos éramos capaces de correr 10 km en menos de una hora, si algún runner está leyendo esto puede que diga, “No es gran cosa”, pero para nosotras era un gran alivio.

El alivio no era sólo porque Gara llegaba cansada, yo también, pero además cada vez me sentía mejor. Me notaba en forma, pero por dentro estaba aliviada, tranquila, en paz, satisfecha. He hablado de Gara, pero no de mí. Yo de cachorra también era hiperactiva y sí, seguramente también daban ganas de matarme. Tenía demasiada energía acumulada, soy una persona impulsiva y con carácter, todo eso junto es una bomba. Cuando empezamos a correr todo eso fue disminuyendo, las dos estábamos más relajadas y teníamos más auto-control.

Después de eso dejamos la playa y empezamos a correr por la montaña, el Trail. El Trail es duro, encuentras más desnivel, tienes más posibilidades de hacerte daño por el relieve del terreno, pero para mí es más divertido. Ahí fue cuando se nos unió Pluto. Pluto es diferente, él es más un espíritu libre. Si le llevas a correr por asfalto y con correa antes de recorrer 4 km está cansado, se va parando y le notas sin aire, así que no te queda otra que parar porque tienes miedo de hacerle daño.  En cambio, si le llevas al monte…. Si llevas a Pluto al monte puede correr distancias mucho mayores. Pero él es diferente, Gara y yo corremos compitiendo contra nosotras mismas, con el ansia de superarnos, de correr más rápido, en cambio Pluto realmente disfruta del trayecto. Él se para cada cierto tiempo a oler, a comer hierva, a hacer sus cosas y luego viene a toda velocidad y nos adelanta unos 200 metros para que le de tiempo de volver a parar y seguir disfrutando.


Ahora ha llegado WiFi, alias “Conexión de Alta Velocidad”, hay que decir que viene con ventaja, WiFi es joven como lo era Gara cuando para cansarla había que correr mínimo 20 km. Después de todo éste tiempo Gara corre a mi lado, como guiándome o cuidándome, Pluto sigue a su aire parando cada rato, y luego intenta coger a WiFi en un intento desesperado por recuperar su juventud, pero eso sólo se puede hacer durante los primeros kilómetros, luego es imposible. WiFi va y viene, sube y baja, ésta mañana subió por una pared casi vertical y luego saltó de una altura de más de dos metros y siguió corriendo. Es un cachorro aún y su energía es increíble, pero nosotros necesitábamos ese tirón, esa motivación para no dejar de ir, para seguir disfrutando de sentirnos libres y volver a casa con la sensación de estar orgullosos de nosotros mismos y en paz. Seguro que algún novio padre de tres perros lo agradece infinitamente ;)

Efectivamente, ellos sacan los mejor de ti, te ayudan a conocerte, a realizarte y añaden emociones a tu vida  que quizás no conocerías si ellos no formaran parte de ella. Yo espero que conmigo lo sigan haciendo. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

¡REGALO PERRITO!

“Hola regalo dos cachorritos de perro de 1 mes eran 4 pero ya tengo 2 dados son hembras busco gente responsable son de tamaño pequeño raza mil leche con caniche. Atiendo wasap” 


Buscas gente responsable para regalar los dos cachorros que te quedan, y yo me pregunto: ¿Cómo los vas a buscar?, ¿vas a hacer entrevistas personalizadas y test de comportamiento? ¿O quizás vas a pedirles la declaración de la renta?, ¿En serio me estás contando que vas a encontrar a gente responsable y asegurarte que cada una de esas 4 personas se van a hacer cargo de tus cachorros como deben? ¡PERMITE QUE LO DUDE! Lo dudo porque no creo que tú -que no eres una persona responsable y has permitido que tu perra tenga cachorros en lugar de castrarla- sepas si quiera lo que es una persona responsable. Y sí, es posible que encuentres a una o dos personas responsables que de casualidad lean tu anuncio en Internet, pero dudo aún más que te intereses por ellos. 

Es sencillo, no esterilizo a mi perra, ocurre el “accidente” y ahora tengo 4 cachorros, soy buena persona y pongo un anuncio buscando gente responsable. Suerte para los cachorros. 

“Si alquien esta regalando un perro labrador que e de en toque por Whatsapp o llamarme. . . Si puede ser que sea cachorro para poder educarlo a mi mano ya que tengo un hermano de 4 años. Me da igual de que color sea y me da igual si es hembra o macho. Estaría muy agradecida. Es un regalo que le quiero hacer a mi hermano. Muchas gracias. 

Y en éste otro anuncio encontramos quizás a una de esas adoptantes responsables, ¿no? Está claro que es responsable, quiere un perrito para educar “a su mano”, por eso lo quiere cachorro. Es muy responsable, lo va a regalar a su hermanito de 4 años… otra persona de gran responsabilidad. Y para asegurarse de que todo salga bien, no parece preocuparle un perro de buen carácter, un perro con un nivel de energía concreta, NO… quiere el perrito de SCOTEX para su hermanito de 4 años. ¡Qué bonito! Quizás cuando su hermano tenga 13 años no quiera tener un perro o prefiera otra raza, o quizás simplemente disfrute más saliendo de fiesta con sus amigos y no tenga “responsabilidad suficiente” para ocuparse de un perro, en ese caso podemos pasar a leer el siguiente anuncio. 

“Se regala perrita muy noble y muy tranquila y acostumbrada a estar con niños. Busca un hogar donde la cuiden muy bien. ” 

No he colgado la foto, pero es un labrador. Se regala, es noble, tranquila, buena, fiel, divertida, juega con los niños… entonces, ¿por qué te la quitas de encima?, ¡si es la perra perfecta! No lo entiendo, no pone que sea un cachorro y por la foto no lo parece, es una perra adulta, la conocen y han convivido con ella porque saben que está acostumbrada a estar con niños, ¿entonces qué ha pasado? Supongo que simplemente es otro juguete roto…

“Regalo perrita de 3 meses mestiza, es muy cariñosa y juguetona! Regalo por tener ya muchos animales. ”

Ésta si es buena, se regala por tener demasiados animales, y ¿de quién es la culpa?, ¿de la perrita?, ¿en serio?, ¿quién decidió tener tantos animales? Ah, que se ha quedado preñada por un descuido, y cuéntame ¿quién decidió no esterilizar a la madre? Si, claramente esa perrita es la culpable de todos tus males, mira que escaparse y no cruzarse con un perro de su misma raza, es mejor que la regales eso si, al menos ten la vergüenza de poner en el anuncio que buscas a alguien responsable, sabemos que no serás capaz de conseguirlo, pero a lo mejor algún desaprensivo evita llamar por miedo a que realmente tengas "superpoderes" para averiguar si es responsable o no. 

Sí, me repito y se repiten las protectoras, los refugios, los albergues y toda esa gente PESADA que no entienden que: 

1- No quieres esterilizar a tu perra porque engordará, o porque a lo mejor le hace ilusión ser mamá o a ti tener cachorritos. 

¡No seas tan egoísta¡, tu perra no engordará si controlas su alimentación y hace ejercicio, y aunque engordase, tranquil@ a ella no le importa tener barriga, no dejará de ir a la playa por eso. 
Y no, a tu perra no le hace ilusión ser mamá, y si a ti te hace ilusión tener cachorros vete al albergue, estoy segura de que encontrarás perros de todas las edades, incluido cachorros. 

2- Es que quiero hacer un regalito a mi hermanito de 4 años. 

No te compliques, regálale una Wii, aunque ahora no lo veas te saldrá más barato, porque un perro lleva vacunas, lleva pastillas para desparasitación, comen comida que hay que pagar, y se ponen enfermos. Por si todo éste problema económico fuera poco, además de todo eso, los perros mean y cagan y tendrá que limpiarlo, los perros muerden cosas y hacen agujeros en las paredes y tendrá que repararlos, y aunque puede que tu hermano sea una persona responsable, no tiene autonomía para ello y no, tú no puedes ayudarle, porque tú no eres responsable, tú eres la persona que ha pensado que un perro es un objeto que se puede regalar y de eso no tienen la culpa ni tu hermano, ni el perro. 

3- Te lo regalo porque es un perro maravilloso y se porta genial. 

¡Mientes! Los perros son maravillosos, pero no se portan genial a no ser que les eduques para ello y tengas tiempo para dedicarles. Si fuera maravilloso y se portase genial, no le regalarías es más, no podrías separarte de él. Y si todo eso es cierto, y por un motivo de causa mayor (en el cual yo sólo incluiría para hacer eso a mis perros el que supiera que me voy a morir en breve y no tengo nadie de confianza con quien dejarlos…) ve a un refugio y pídeles ayuda para buscar personas realmente responsables que puedan hacerse cargo de él, porque tú no estás capacitado para ello, eso te lo digo yo. 





(Todos los anuncios han sido copiados de la Web de www.milanuncios.com, dónde puedes encontrar éstas y más aberraciones de tráfico irresponsable de animales, son originales, sólo se han modificado para suprimir datos de contacto o personales. 


Las fotos publicadas no corresponden con las fotos de los anuncios)

lunes, 24 de noviembre de 2014

El "orejotas" se queda!

No sabíamos si iba a funcionar, mirábamos a Gara porque conocemos su carácter, es mimosa y muy celosa, cuando llegó Pluto le aceptó sin problemas, pero otro perro… era un misterio. Por eso queríamos hacer bien las presentaciones y comprobar que es posible porque sinceramente, devolver un perro para nosotros no es una opción. Buscamos su foto en Facebook, en la Web del Refugio. Vimos esa foto con esas enormes orejotas y  nos encantó. Había poca información sobre él. Hace algunos meses habían publicado que le habían encontrado vagando por Los Realejos, delgado y muy asustado, no decían edad pero sí decían que era joven, se le notaba.

“No me gusta el nombre que tiene, Román”- me dijo-, a mí tampoco me gustaba. “Vale, pues ¿cómo le llamamos?, mira su foto, a lo mejor te sugiere algún nombre”. La miró un rato, con esas orejas, buscó en Internet y me enseñó una foto de Gizmo – La verdad es que era igual – Pero pensamos en ir gritando por el monte ¡Gizmo! (que con nuestro acento canario sería GISMO) y no nos convenció. Seguimos buscando nombres en Internet, sin encontrar nada que nos gustara y entonces se nos ocurrió: WiFi. Si en éste punto tengo que explicar el porqué de ese nombre…es que no han visto su foto ;) Seguimos el resto de la tarde planificando lo que haríamos el sábado cuando le lleváramos a pasear, lo que haríamos al traerlo a casa, vimos videos del Encantador de Perros de cómo incorporar un miembro a tu manada, y una serie de frikadas más. Estábamos muy emocionados, la semana se iba a hacer muy larga. Nos fuimos a dormir sobre las 23.00 sin parar de hablar del tema.

No dormí muy bien, estuve un bueno rato con los ojos como platos así que al día siguiente estaba muy cansada. Habíamos prometido guardar el secreto, así que al llegar al trabajo estaba histérica, quería mirar su foto, hablar de él, pero no podía. Nunca he sido una persona muy fuerte en ese aspecto, así que a media mañana se lo conté a mi amiga y también a un amigo, no podía más. Les mandé la foto que tenía y les hablé de todo lo que había sucedido.

Durante la mañana empezaron a aparecer noticias de una tormenta que se acercaba a las Islas Canarias. Hablaban de fuertes lluvias y vientos y alertas naranja. Los refugios y albergues empezaron y lanzar mensajes pidiendo ayuda para reunir cartones y para realizar zanjas para evitar inundaciones. Empecé a preocuparme por WiFi, seguía en el refugio e iba a continuar allí una semana. Al llegar a casa lo comentamos.No me costó demasiado convencerlo, creo que él estaba igual o más preocupado que yo, así que le envié un mensaje al Refugio proponiendo la posibilidad de ir a buscarlo al día siguiente, el martes. Creo que en el refugio tenían que estar confundidos con nosotros, queríamos conocer a Samantha pero luego era Román, le íbamos a buscar el sábado pero ahora era el martes, creo que no nos entendían bien. Le expliqué que estábamos preocupados por él y nos dijeron que podíamos ir sin problemas el martes.


Y allí nos fuimos todos, en familia. Gara y Pluto iban muy contentos, no sabían la que se les venía encima. Llegamos allí y sacaron a WiFi con su correa y empezamos a pasear. No todo fue perfecto, hubieron dientes, algún gruñido y caras de desconfianza, conozco a una peluda blanca que no iba a darse por rendida tan fácilmente, pero nada grave que no se pudiera solucionar. Y así, es como llegó a casa. Llegó nervioso, miedoso... Antes de ir a casa pasamos por la tienda de animales, compramos un collar y una correa nuevos y provisiones de comida para los tres...

Antes de entrar en casa dimos un buen paseo por los alrededores y luego, el primero en entrar en casa fue él. Entró con la correa puesta y paseamos por toda la zona de sus camas y por el jardín, y allí decidió quedarse, ese fue el primero de los problemas, no quería entrar en casa, prefería el jardín, pero hacía frío y estaba lloviendo. Tuvimos que meterle dentro a la fuerza y cerrar la puerta. Estaba muy nervioso, a penas dejaba que yo le tocara y si aparecía Luis se hacía pis encima. Decidimos ignorarlo y darle tiempo y espacio para que se adaptara. No queríamos agobiarlo.


A la hora de dormir ya me dejaba acercarme despacio, aunque seguía muy nervioso, sólo yo podía tocarlo. Estaba muy cansado, había sido mucho estrés para él, pero ya había decidido tumbarse en la colchoneta como si estuviera en casa. Pluto estaba sorprendido, le olía, intentaba jugar con él, pero WiFi todavía estaba descolocado. Gara no quería saber nada, no le miraba, no miraba a nadie, sólo permanecía tumbada en su sitio muy seria y si él se acercaba sacaba los dientes. Les dejamos a los tres dormidos y nos fuimos a dormir también.

Eran las dos de la mañana, y oí quejidos y gruñidos y salté de la cama gritando "¡Nooo!", Gara le había mordido. No era nada grave, pero estaba muy asustado, en realidad los tres estaban asustados, todos lo estábamos. Al principio no supe que había sido Gara, no tenía forma de saberlo, pero el miedo que WiFi le tenía me dio alguna pista, se acurrucó junto a Pluto y volvió a dormir. Los dos primeros días no hubo muchas novedades, poco a poco iba cogiendo más confianza, pero cada mañana había que volver a trabajar con él para que se acercara, eso sí, cada vez tardábamos menos tiempo y cada vez se acercaba más a los dos. No paró de llover desde el martes, así que los paseos eran imposibles. Llovía fuerte y hacía viento, así que decidimos no sacarlos a pasear los primeros
días. Eso hizo que fueran acumulando energía, y al tercer día WiFi decidió entrar en confianza. No es fácil adoptar un perro, piensas en adoptarlo e imaginas los momentos de felicidad, cuando lo abraces, cuando lo acaricies, cuando lo lleves a pasear, pero no imaginas el momento en el que decide rebuscar en una bolsa que has dejado olvidada a su alcance y destrozarlo todo hasta el punto en que te cuesta identificar a qué pertenece cada trozo. Y ahí te frustras, lo castigas pero te parece poco y piensas: "Maldita la hora en que se me ocurrió...", pero se acerca despacio después de un rato y te lame la mano, después de tres días sin querer que te acerques, te rompe las cosas y se acerca él a ti, como si supiera que ha hecho algo malo...

Aquí termina éste post pero también empieza nuestra historia. Los peluches ya no son dos, ahora son tres. Gara va a tener que aprender a querer a su nuevo hermano, WiFi va a tener que aprender a respetar los espacios de Gara, y Pluto... Pluto es todo amor, así que sólo le queda disfrutar de todo, jugando con WiFi y descansando junto a Gara, seguramente si todos viéramos la vida como la ve Pluto... todo sería más bonito.


jueves, 20 de noviembre de 2014

Y entonces él nos eligió a nosotros...


Como ya contamos en el post anterior visitamos el Refugio Internacional con la idea de adoptar a Samantha, pero no pudo ser. El día que paseamos a Samantha fuimos los dos, inicialmente yo cogí a Samantha y a él le tocó pasear a otro perro de la misma jaula. Los paseos son así, salen 4 o 5 perros de la misma jaula, los coges y los paseas en grupo, así no se mezclan y evitan peleas. A él le tocó Román.

Román era una especie de híbrido entre un podenco y algún perro de tamaño menor, era mucho más asustadizo que Samantha, y le costó que le dejara acariciarlo. Empezaron a caminar despacio para que Román no se asustara, y pronto sacó su curiosidad y empezó a coger un poco de confianza. “Es igual que Pluto” – me decía – “cuando lo saqué del albergue Pluto era igual de asustadizo, y se comportaba igual”, y no paraba de sonreír.

Yo seguía intentando encontrar razones de peso para poder adoptar a Samantha mientras el mundo se me venía encima cuando tenía dentro de mí la certeza de que era imposible, y no me di cuenta, pero Román estaba consiguiendo algo que yo no podía imaginar. Dentro de mi mundo, yo seguía a lo mío, le miré y le dije: “¿Esto es una locura verdad?, Es mucho perro para nosotros”, y él sonrió. Tengo que reconocer que por un momento me enfadé, no entendí por qué sonreía. Yo estaba a punto a echarme a llorar, y él sonreía, llegué a pensar que estaba aliviado por no adoptar a Samantha, que me había mentido y realmente había ido sólo por mí.

“¿Y un macho no te gusta no?”, preguntó. Me quedé pensativa, yo había ido a adoptar a Samantha, no había pensado en la posibilidad de adoptar a otro perro. “¿Lo dices por Román?”, y entonces vi como sonreía mientras lo miraba. “Es más tranquilito, un poco miedoso, pero tiene pinta de ser bueno. Y me recuerda mucho a Pluto cuando era pequeño”. Me pidió que lo paseara yo un rato para que nos conociéramos, claro que no me importaba que fuera macho o hembra, o grande o pequeño… lo único que me importa es que encaje con nosotros, con nuestros peluches, que pueda ser uno más.  Lo paseé durante un rato, y tenía toda la razón, era tímido pero curioso y, aunque tengo que reconocer que inicialmente no me había fijado en él, era muy guapo.



Se hizo la hora de volver al refugio, los paseos no son muy largos porque son muchos perritos y pocos voluntarios así que teníamos que dejarlo en su jaula. Los dos entraron y nosotros hablamos del tema mientras paseamos al siguiente grupo.  Estuvimos con varios perros más, y todos eran geniales, pero él seguía pensando en Román. Y entonces llegamos a un acuerdo: Lo importante no es qué perro, lo importante es que sea el perro correcto, por eso decidimos que se lo presentaríamos a Plu y Gara para ver que tal iba todo. Hablamos con la chica del refugio, y no dijo que entre semana sólo están hasta las 17.00, y como queríamos dar un paseo largo con ellos decidimos quedar para el sábado siguiente. Una semana entera.


Llegamos a casa y nos sentamos en el suelo con Plu y Gara a pensar en ello. “¿Qué opinas de Román”, me preguntó. – “Pues creo que ha sido muy listo, creo que pensó: A la rubia le gustan todos, voy a acercarme a éste a ver qué pasa… ¡y te cameló!”- “¿Crees que funcionará?”, los dos miramos a Gara con cara de preocupación mientras ella estaba tumbada sobre mí pidiendo caricias…

Continurá ...

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Samantha, mi amor imposible

Éste es uno de los post más difíciles de escribir para mí. He intentado empezarlo varias veces, pero siempre lo borro y vuelvo a empezar, no es fácil admitir los errores. Me gustaría contarlo tal cual ha sucedido, no es una historia, son sentimientos, y de todo esto me llevo un sabor agridulce.
Hace varios meses en 7ISLASx4PATAS sacaron como chica de portada a Samantha, una podenca canaria preciosa que a mí me enamoró con su cara desde el primer momento. Cada vez que compartían su foto, diciendo que llevaba dos años en el albergue y nadie había preguntado por ella se me partía el alma.

No es que a mí me gusten los podencos especialmente, tampoco es que  no me gusten. Tengo debilidad por los perros, todos en general. Como todos saben si están leyendo esto, yo ya tengo dos perros, así que la posibilidad de adoptar a Samantha era remota, pero me llamaba la atención.
Hablamos sobre ello,  sobre la idea de tener un tercer perro, uno de los dos (aunque siempre los dos han sido de los dos), pero uno en común. Al principio la idea no le convenció nada, pero con el tiempo se fue abriendo a esa posibilidad. En Agosto fue mi cumpleaños, y un amigo y una amiga que me quieren mucho le tantearon con el objetivo de regalarme a Samantha por sorpresa. No los culpo porque sé que lo hicieron con la mejor intención del mundo, y siempre conociéndome, pero fue un error. Todos sabemos a estas alturas que los perros no son un regalo, que implican mucha responsabilidad y él se sintió presionado y se cerró en banda.


Tuve que esperar un tiempo hasta que volvió a querer hablar del tema, pero no se me iba de la cabeza. Habíamos intentado ir varias veces al refugio, no para adoptar, sino para pasear a los perros – lo que se suele hacer todos los fines de semana que el tiempo lo permite en el Refugio Internacional-  pero por la lluvia no pudo ser. Así que me quedé con las ganas de conocerla.

Por fin, éste último domingo los planetas se alinearon y pudimos organizarnos para estar en el refugio a las 10.30. Cuando llegué le comenté al chico que queríamos conocer a Samantha, le expliqué que sólo era un acercamiento puesto que no teníamos nada decidido y me dijo que no había problema.

Me dieron la correa, y en el otro extremo estaba ella. Una perra impresionante, grande, elegante, preciosa. Todos tiran mucho de la correa cuando salen, están ansiosos, y ella me llevó tirando varios metros. Es toda energía, sus ojos son preciosos color miel, estaba atenta a todo, levantaba sus orejas y la pata delantera y se lanzaba sobre un matojo para pillar algún bicho que sólo ella había sido capaz de oír.

No puedo decir exactamente por qué, pero desde que caminamos un poco sentí una pena enorme, porque sabía que no podía ser. Samantha era imponente, con carácter, en absoluto agresiva o con mal comportamiento, pero su energía era de líder y yo sabía que Gara y ella no iban a llevarse bien. Intenté correr algunos metros con ella para ver si me seguía y así gastaba energía, pero no le interesaba, sólo quería investigar entre las hierbas.

Empecé a sentirme mal por no sentir esa conexión con ella, sinceramente era una perrita que me quedaba grande, sobre todo teniendo ya dos perros más. Tuve que pedir disculpas a Samantha dentro de mí, por no llevarla conmigo, yo había ido convencida por las fotos y la descripción que habían hecho de ella, pero me había equivocado. Llevarla a casa habría sido un error, nadie habría sido feliz, ni siquiera ella… al menos eso creo yo.  Ella volvió a su jaula como si nada hubiera pasado, con sus orejas arriba y su carita feliz. Y yo me fui a casa pensando en ella y todavía la tengo muy presente, pero sé que hice lo correcto, para ella y para nosotros.


Desde aquí les animo a los que tengan la oportunidad de ir a conocerla, no es un perro normal, necesita una persona especial que le dedique mucho tiempo y la quiera muchísimo. Y si no es la perrita de tu vida, al menos darás un paseo con ella que no olvidarás jamás. 



jueves, 6 de noviembre de 2014

Todo estaba oscuro cuando algo me lamió la mano ...

Era Agosto y un grupo de amigos nos organizamos para ir al Teide – en Tenerife – para ver las populares “Lágrimas de San Lorenzo” (Las Perseidas, una lluvia de meteoritos muy popular que se puede ver en éste mes sin pasar tanto frío).
Sincronizamos los relojes, compramos unos Kebab para llevar y subimos hacia el Teide. En el coche íbamos 5 personas más Gara – que viajaba en el maletero como hace siempre-. Éramos 3 chicos y 2 chicas, y el plan era encontrar un sitio tranquilo donde sentarnos a comer mientras intentábamos ver alguna “estrella fugaz” y pedir algún deseo. Después de una hora en coche y mucho debate, llegamos a una zona donde había sitio seguro para dejar el coche  y nos bajamos.

Todo estaba muy oscuro – lo ideal para ver bien lluvia la de meteoritos-, era un terreno de tierra seca, llevábamos linternas pero no las encendimos, preferimos aprovechar la luz de la luna. Comenzamos a organizarnos, uno de los chicos bajó a Gara del coche, siempre con su correa, a mí me tocó encargarme de llevar la bolsa que contenía los Kebab. Estábamos todos de pie en la oscuridad, sólo con la luz de la luna cuando noté que me lamían la mano.

Yo llevaba los Kebab, así que bromeando dije: “¡A alguien se le ha escapado Gara!, o eso o alguno tiene demasiada hambre ya, jajaja”. “No, Gara está aquí conmigo”, respondió uno de los chicos que estaba frente a mí, a distancia. Pensé que me estaban tomando el pelo, así que les dije: “Pues entonces alguien está babeando por la comida y acaba de lamerme la mano… ”. Entonces otro amigo notó algo también. Nadie decía nada, pero volví a notar el lametazo en la mano y algo saltó sobre mí.
Me asusté, no sabía lo que era y estábamos ahí arriba, en medio de la nada. Alguien sacó una linterna y apareció ella.

Era una podenquita y estaba muy delgada, no paraba de intentar comer algo y buscaba agua. En la oscuridad no lo vimos, pero era una cachorrita, tendría poco menos de un año. Llegados a éste punto empezó la discusión: “No podemos llevarla”, “si la dejamos aquí puede morir de hambre, sed o ser atropellada, además está haciendo mucho calor éstos días”, “¡Pero no hay sitio en el coche!”, “Vale, pues bajan ustedes y yo me quedo aquí, cuando los dejes a todos vuelves a subir”, “No te vamos a dejar aquí sola… ”, “Vale, entonces se viene con nosotros”.

Le dimos algo de comer y agua, y se quedó con nosotros a ver las estrellas. Era muy juguetona y no paraba de ir de un lado a otro. Cuando volvimos a casa iban las dos en el maletero, mirándose desconfiadas con algún gruñido de vez en cuando, pero llegamos bien a casa. Al llegar a casa le puse agua y pienso y como hacía un tiempo muy bueno de verano le pusimos unas mantitas en la terraza y allí durmió como un angelito. Barriguita llena corazón contento.

Al día siguiente Davinia y yo madrugamos y subimos a verla, era preciosa. Le pusimos Leónidas de nombre. Durante la mañana recibí varias llamadas que me hacían prometer que no nos la íbamos a quedar, que la llevaría a un albergue si no tenía dueño, y con mucho dolor lo prometí. Le pusimos una correo provisional y nos fuimos dando un paseo al veterinario. Casi una hora tardamos en recorrer el camino que normalmente hacemos en 10 minutos. No le gustaba mucho la correa.

Para nuestra sorpresa al llegar al veterinario tenía chip. No es lo normal, sobre todo con podencos. Llamaron al dueño y éste dijo que venía rápidamente a buscarla, vivía en la otra punta de la isla. Contó que había subido a cazar el fin de semana y la pequeña se separó del grupo, contó que se había perdido porque era muy cachorra y que había subido varias veces a poner agua y comida por si la veía, pero nosotras no nos creímos nada.
La tuvimos todo el día, repito: era preciosa y encantadora. Estábamos preocupadas, pero había que devolverla. Llegó el momento de devolverá a su dueño y la llevamos, estábamos muy tensas. Vimos a un hombre esperando, colocamos a la podenca tras nosotras y entonces él dijo: “¡Karioka!” y ella pegó un salto y fue hacia él más feliz que unas pascuas.

No me gustan los cazadores, creo que no respetan la vida y la quitan por placer. No creo en absoluto que lo hagan por ninguna necesidad y además utilizan a los perros como meras herramientas pero, tengo que admitir que Karioka estaba feliz de verlo y él parecía muy agradecido de que la hubiésemos encontrado. Nos contó algunas cosas sobre ella, que era muy “echada palante” y que siempre quería comer de más y robaba comida.

Volvimos a casa sin ella, pero creemos que hicimos lo correcto. Estuvo en casa solo un día, pero estará en nuestro recuerdo toda la vida.