
Román era una especie de híbrido entre un podenco y algún
perro de tamaño menor, era mucho más asustadizo que Samantha, y le costó que le
dejara acariciarlo. Empezaron a caminar despacio para que Román no se asustara,
y pronto sacó su curiosidad y empezó a coger un poco de confianza. “Es igual
que Pluto” – me decía – “cuando lo saqué del albergue Pluto era igual de
asustadizo, y se comportaba igual”, y no paraba de sonreír.
Yo seguía intentando encontrar razones de peso para poder adoptar
a Samantha mientras el mundo se me venía encima cuando tenía dentro de mí la
certeza de que era imposible, y no me di cuenta, pero Román estaba consiguiendo
algo que yo no podía imaginar. Dentro de mi mundo, yo seguía a lo mío, le miré
y le dije: “¿Esto es una locura verdad?, Es mucho perro para nosotros”, y él
sonrió. Tengo que reconocer que por un momento me enfadé, no entendí por qué
sonreía. Yo estaba a punto a echarme a llorar, y él sonreía, llegué a pensar
que estaba aliviado por no adoptar a Samantha, que me había mentido y realmente
había ido sólo por mí.

Se hizo la hora de volver al refugio, los paseos no son muy
largos porque son muchos perritos y pocos voluntarios así que teníamos que
dejarlo en su jaula. Los dos entraron y nosotros hablamos del tema mientras
paseamos al siguiente grupo. Estuvimos
con varios perros más, y todos eran geniales, pero él seguía pensando en Román.
Y entonces llegamos a un acuerdo: Lo importante no es qué perro, lo importante
es que sea el perro correcto, por eso decidimos que se lo presentaríamos a Plu
y Gara para ver que tal iba todo. Hablamos con la chica del refugio, y no dijo
que entre semana sólo están hasta las 17.00, y como queríamos dar un paseo
largo con ellos decidimos quedar para el sábado siguiente. Una semana entera.
Llegamos a casa y nos sentamos en el suelo con Plu y Gara a
pensar en ello. “¿Qué opinas de Román”, me preguntó. – “Pues creo que ha sido
muy listo, creo que pensó: A la rubia le gustan todos, voy a acercarme a éste a
ver qué pasa… ¡y te cameló!”- “¿Crees que funcionará?”, los dos miramos a Gara con
cara de preocupación mientras ella estaba tumbada sobre mí pidiendo caricias…
Continurá ...
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