jueves, 20 de noviembre de 2014

Y entonces él nos eligió a nosotros...


Como ya contamos en el post anterior visitamos el Refugio Internacional con la idea de adoptar a Samantha, pero no pudo ser. El día que paseamos a Samantha fuimos los dos, inicialmente yo cogí a Samantha y a él le tocó pasear a otro perro de la misma jaula. Los paseos son así, salen 4 o 5 perros de la misma jaula, los coges y los paseas en grupo, así no se mezclan y evitan peleas. A él le tocó Román.

Román era una especie de híbrido entre un podenco y algún perro de tamaño menor, era mucho más asustadizo que Samantha, y le costó que le dejara acariciarlo. Empezaron a caminar despacio para que Román no se asustara, y pronto sacó su curiosidad y empezó a coger un poco de confianza. “Es igual que Pluto” – me decía – “cuando lo saqué del albergue Pluto era igual de asustadizo, y se comportaba igual”, y no paraba de sonreír.

Yo seguía intentando encontrar razones de peso para poder adoptar a Samantha mientras el mundo se me venía encima cuando tenía dentro de mí la certeza de que era imposible, y no me di cuenta, pero Román estaba consiguiendo algo que yo no podía imaginar. Dentro de mi mundo, yo seguía a lo mío, le miré y le dije: “¿Esto es una locura verdad?, Es mucho perro para nosotros”, y él sonrió. Tengo que reconocer que por un momento me enfadé, no entendí por qué sonreía. Yo estaba a punto a echarme a llorar, y él sonreía, llegué a pensar que estaba aliviado por no adoptar a Samantha, que me había mentido y realmente había ido sólo por mí.

“¿Y un macho no te gusta no?”, preguntó. Me quedé pensativa, yo había ido a adoptar a Samantha, no había pensado en la posibilidad de adoptar a otro perro. “¿Lo dices por Román?”, y entonces vi como sonreía mientras lo miraba. “Es más tranquilito, un poco miedoso, pero tiene pinta de ser bueno. Y me recuerda mucho a Pluto cuando era pequeño”. Me pidió que lo paseara yo un rato para que nos conociéramos, claro que no me importaba que fuera macho o hembra, o grande o pequeño… lo único que me importa es que encaje con nosotros, con nuestros peluches, que pueda ser uno más.  Lo paseé durante un rato, y tenía toda la razón, era tímido pero curioso y, aunque tengo que reconocer que inicialmente no me había fijado en él, era muy guapo.



Se hizo la hora de volver al refugio, los paseos no son muy largos porque son muchos perritos y pocos voluntarios así que teníamos que dejarlo en su jaula. Los dos entraron y nosotros hablamos del tema mientras paseamos al siguiente grupo.  Estuvimos con varios perros más, y todos eran geniales, pero él seguía pensando en Román. Y entonces llegamos a un acuerdo: Lo importante no es qué perro, lo importante es que sea el perro correcto, por eso decidimos que se lo presentaríamos a Plu y Gara para ver que tal iba todo. Hablamos con la chica del refugio, y no dijo que entre semana sólo están hasta las 17.00, y como queríamos dar un paseo largo con ellos decidimos quedar para el sábado siguiente. Una semana entera.


Llegamos a casa y nos sentamos en el suelo con Plu y Gara a pensar en ello. “¿Qué opinas de Román”, me preguntó. – “Pues creo que ha sido muy listo, creo que pensó: A la rubia le gustan todos, voy a acercarme a éste a ver qué pasa… ¡y te cameló!”- “¿Crees que funcionará?”, los dos miramos a Gara con cara de preocupación mientras ella estaba tumbada sobre mí pidiendo caricias…

Continurá ...

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