viernes, 17 de octubre de 2014

Cómo reconocer a tu alma gemela, versión Peluche.

Las personas van y vienen, puedes tener amigos, pareja, pero sólo hay una cosa segura, la familia. Dicen que los amigos son la familia que nosotros elegimos, y es cierto. Yo la elegí a ella, a Gara y antes también había elegido a mis dos tortugas, Sadam y Shinchan. La vida cambió muchas veces, pero ellas siempre estaban ahí.

Conoces a una persona, y evidentemente te cae bien, te hace reír, te gusta estar con él o ella, te parece guapo, pero hay cosas que son como señales que te hacen reflexionar aunque tú no creas en las señales. Y yo conocí a Luis, y no parecía haber nada especial, pero todo era especial: gustos, hobbies, risas, momentos casuales que se vuelven divertidos con sólo su presencia,... Dicen que no es tan sólo la persona, sino cómo te hace sentir cuando estás con él para reconocerlo, yo me di cuenta de que podía ser él y entonces le hablé de ella. Como casi todos los que tenemos perro, yo puedo pasarme horas hablando sobre ella, contando anécdotas y travesuras y entonces él, me habló de Pluto.

La relación entre ellos era diferente a la mía con Gara. Gara es mimosa, si oye risas de mujer se tira el suelo y enseña la barriga para que la acaricien… porque lo ha aprendido con mis amigas, ella siempre es el centro de atención. Pluto era más distante, estaba atento, vigilante, pero jamás lo verías a él tumbado en el suelo esperando caricias con las 4 patas en el aire. Él es un perro guardián y unas palmadas en el pecho para decirle que estás orgulloso de él le hacían más feliz que cualquier otra cosa. Pluto ha cambiado, pero vamos contando por partes.

Un día me invitó a su casa, yo fui encantada porque sabía que vería a Pluto. Para mí, haber encontrado a una persona que me atraía y que tenía un perro grande -de 8 años en aquel entonces- como Gara, negro y la mía blanca, era curioso. Cuando entré en su casa, en el salón había un recipiente de plástico grande, escuché chapoteo de agua y fui corriendo hacia él. Si, había dos tortugas – eso sí, sin nombre- pero tortugas, una más grande que la otra. Era increíble, me pareció  muy gracioso descubrir tanta coincidencia. Tengo una amiga, muy amiga, con la que siempre me he sentido muy unida – además de por muchas otras cosas – porque ambas tenemos tortugas, pero no pensaba encontrar a un chico, que me atrajese, que me hiciera reír, con un perro maravilloso y no una, sino dos tortugas, era yo en masculino.

Sus tortugas eran más pequeñas que las mías, ¿Cómo se llaman?, pregunté. “No tienen nombre, son tortugas”- No me lo podía creer…- “Da igual que sean tortugas, pueden tener nombre, las mías lo tienen”. (No hace falta decir que le sorprendieron mucho los nombres de mis tortugas, pero tienen su explicación). “Bueno, pues Tortuga1 y Tortuga2”, me dijo. “Eso no son nombres… ”- le dije con cara de reproche- y entonces me pidió que les pusiera nombre yo. Lo vi claro: “¡Joaquín y Carmela!”. “¿Qué dices?, ¿por qué?”: “Porque tienen cara de llamarse así.”

Hoy somos una familia de siete miembros, Shinchan ya no está con nosotros :(. Gara y Sadam son la familia que yo elegí, él es mi alma gemela, y Pluto, Carmela y Joaquín me eligieron a mí. Todos son mis almas gemelas porque, una me sabe a poco ;)


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