Tener tres perros es una maravilla, te levantas por la mañana y tienes tres hocicos hundiéndose por todo tu cuerpo dándote los buenos días, tres rabos que se agitan de felicidad cuando llegas a casa después de trabajar, tres personalidades diferentes a las que observar con cariño y partirte de risa cuando te das cuenta de que son tan iguales, y tan diferentes a la vez...
Tener tres perros es estupendo, pero está claro que tiene algunos inconvenientes. Hay inconvenientes que son evidentes:
- Recoger la caca (en cantidades industriales de 3 culos cagones)
- Comprar comida, pipetas, vacunas, etc... para tres
- Tener un coche donde quepan los 3 sin tener que meter a uno en los pies del copiloto ;)
- Tener en cuenta que unos necesitan mucha actividad y otros son mayores y ya no pueden ir a correr, por lo que habrá que dar varios paseos adaptados al ritmo de cada uno
Si a ésto le añadimos un bebé de 6 meses...se complica, pero aún así, sigue valiendo la pena, al menos para nosotros. Pero hay algo con lo que no puedo, y me hace pasarlo muy mal, y es el desprecio. Todos sabemos que hay personas a las que no les gustan los animales, y sinceramente les respeto, no es fácil tener un animal, es una responsabilidad muy grande y entiendo que no todo el mundo quiera pasar por ello. Lo que no puedo entender ( Ojo!, no voy a entrar en el tema de las personas que odian a los animales: maltratadores, etc.... ) hablo de los que no son amantes de los animales, es ellos a quienes respeto, porque no hacen daño a nadie, simplemente no quieren animales en su vida. Lo que no puedo entender es que, si yo puedo respetarles a ellos, ¿por qué algunas de esas personas no pueden respetarme a mi?
¿A qué viene todo esto? Les cuento: ir paseando por con toda la patrulla, carro de bebé incluido es todo un espectáculo. La gente se cruza contigo, unos se ríen, otros te miran mal...realmente tu la mitad de las veces ni te enteras, vas muy ocupada revisando por si alguno hace caca y tienes que recogerlo, que no se líen las correas, no atropellar a ninguno con el carrito, etc....
Ayer jueves 8 de Diciembre nos fuimos a Garachico en familia, todos, dos adultos, un bebé de 6 meses y tres chuchitos preciosos y que, no es por presumir, pero justo ayer se estaban portando los tres genial (Eso no pasa todos los días :P). Llegó la hora de almorzar y decidimos buscar un sitio donde sentarnos, era temprano así que aún no había mucha gente en los bares, y buscamos uno que tuviera terraza.
Con el Espacio Gastronómico: La Cañada de Garachico fuimos a dar...
Vimos un sitio, los precios eran un poco altos (precio de tasca, no guachinche), pero como tenían una terraza con 5 mesas, toldos para el sol y no había nadie sentado decidimos sentarnos allí. Siempre me fijo por si hay algún cartel de "Prohibido perros", cartel que me cabrea mucho porque las terrazas suelen estar en aceras públicas....pero prefiero no comer en sitios donde no me quieren. Luis empezó a rodar algunas sillas para poder poner el carro en un sitio seguro y entonces salió un señor, que tuvimos que deducir que era alguien que trabajaba allí, porque no se presentó.
Con un tono que a mi me sonó a desprecio nos dijo "Nooo noooo caballero, miren, con los "animalitos", la única mesa que puedo prestarles es la última de la izquierda". Tengo que aclarar que la mesa de la izquierda, que estaba un poco apartada y no habían más negocios a continuación estaba fuera del toldo, a pleno sol, sin posibilidad alguna de sombra. Le explicamos que con el bebé no podíamos ponernos en esa mesa, necesitábamos sombra y no había NADIE en todo el local. Volvió a repetirnos que "Con los animalitos sólo podía prestarnos aquella mesa", era nuestra única opción. Yo tengo que reconocer que la paciencia no es lo mío, y entre el tono del señor y la rabia que sentí al ver que poco le importaba si nos cogíamos una insolación, bebé incluido, le dije que no nos iba a prestar nada, que íbamos a pagar como todo el mundo. Luis tiene mucha más paciencia que yo, así que le dió las gracias sarcásticamente y empezó a caminar dirigiéndome sutilmente lejos del señor. Yo seguía diciéndole que deberían poner un cartel indicando que los "animalitos" no son bien recibidos y que prefería comer del plato de mis perros que comer allí. (Si, soy de esas personas que se sienten ofendidas y montan un pollo, no lo puedo remediar).
Gracias a la actitud positiva de Luis acabamos comiendo en otro restaurante con terraza a pie de las piscinas naturales (Restaurante el Caletón), que aunque es el típico sitio para turistas en donde la comida es sólo aceptable, nos trataron con mucho cariño, nos ofrecieron agua para los perros, no dieron varias opciones de mesas con sombra para elegir y nos hicieron sentir como el resto de personas que estaban comiendo allí sin importar si tenemos perros o no.
No sé si a alguien le ha pasado algo similar, conozco varios sitios en la isla que no tienen cartel prohibiendo animales pero te echan si vas con ellos, y creo que ésto debería estar regulado. Está muy bien que tengan un derecho de admisión, pero no es lógico que no tengan que indicarlo por ley o que puedan tratarte sin educación y faltando al respeto. Una "anécdota" como ésta puede arruinarte un día precioso en familia de esos que cuesta tener a veces por falta de tiempo y no hay derecho.
Por supuesto, tanto la Cañada de Garachico como el Restautante el Caletón tienen mi valoración en TripAdvisor como consumidora contando sendas experiencias, y espero que les sirva de referencia a los que usen ésta aplicación si algún día deciden ir con sus animalitos a comer a Garachico.
Lo dicho: Keep calm and smile!